La leyenda urbana de que las piscinas públicas contienen un producto químico que se vuelve de color rojo cuando alguien mea en el agua, está hecha especialmente para los niños, a los que cualquier tecnología que implique hacerles pasar vergüenza les parece creíble, sobre todo viniendo de sus padres.
Antes cuando querían que los niños no hiciesen algo se les decía que daba mala suerte (para que no lo hiciesen). Ejemplos:
Sentarse en la mesa, pasar debajo de escaleras (se pueden caer y darte), tirar la sal, romper espejos, jugar con paraguas, etc.
Comentarios
Es la superstición del siglo XX-XXI.
Antes cuando querían que los niños no hiciesen algo se les decía que daba mala suerte (para que no lo hiciesen). Ejemplos:
Sentarse en la mesa, pasar debajo de escaleras (se pueden caer y darte), tirar la sal, romper espejos, jugar con paraguas, etc.
Yo lo sigo creyendo
#2 Hay una manera de comprobarlo...