El 4 de octubre de 1991 nadie vino a relevar al cosmonauta soviético Sergei Krikalev en la estación espacial Mir. Llevaba casi cinco meses a más de 300 kilómetros de la superficie terrestre y le habían avisado unos días antes de que habían tenido que posponer la llegada del hombre que debía sustituirle por escasez de fondos y una serie de tejemanejes burocráticos. Y aunque él no lo sabía todavía, también porque a la URSS le quedaban dos telediarios —colapsó dos meses después— y el Gobierno tenia otras cuestiones más prioritarias en su agenda...
|
etiquetas: krikalev , urss , mir