Hace 11 meses | Por Arariel a lamarea.com
Publicado hace 11 meses por Arariel a lamarea.com

Las lecturas colectivas en las fábricas, campos y talleres ayudaron a la difusión de conocimientos y la consolidación de una nítida conciencia de clase. Algunos pasajes, como la censura, están volviendo a ocurrir. «Queremos pan, ¡y rosas también!”, la exigencia clamaba ya en 1912 en las pancartas de las trabajadoras textiles en la huelga de Lawrence, Massachusetts. Un lema inspirado en el poema homónimo del sindicalista de la IWW James Oppenheim, publicado en The American Magazine pocos meses antes.

Comentarios

Daniel_Blake

Una historia muy interesante, #0