«Las personas que ocupan posiciones de poder son menos conscientes de lo limitado que puede ser un ámbito de actuación en comparación con las personas con poco poder», explica el primer autor de la investigación, Yidan Yin, en un comunicado de prensa. Ello tiene implicaciones sociales: «Los políticos ostentan poder y privilegios, y pueden ser menos sensibles a las circunstancias de los ciudadanos desfavorecidos». Lo mismo ocurre en el mundo laboral. «Los directivos tienden a atribuir a sus empleados las mismas posibilidades que ellos tienen».
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