Una diminuta figura tallada en marfil de morsa, descubierta en Noruega hace más de dos siglos y olvidada en un museo, podría ser la primera representación realista de un vikingo. Con raya al medio, bigote estilizado y una barba trenzada, la escultura muestra cómo lucían los antiguos nórdicos y cómo el vello facial simbolizaba poder, salud y sexualidad. Un hallazgo que reescribe lo que sabemos sobre la imagen y la cultura de los vikingos.
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