Una de las características de nuestra cultura, que se manifiesta a lo largo de la vida de todo ser humano, es prevenir e impedir los tropiezos y las caídas, sobre todo cuando están en juego los propios hijos. Este es el comportamiento habitual por el que los padres, en general, viven pendientes y preocupados ante una posible caída o tropiezo de sus hijos, asimilándolo a la idea de fracaso, con la consiguiente angustia y dolor que quisieran evitarles con alta dosis de sobreprotección.
Comentarios
Al contrario, hay que ponerle la zancadilla para que se esmorre contra el suelo.