Ante todo, Quintiliano es recordado como maestro –de hecho lo fue de Plinio el Joven y Adriano, y quizá de Juvenal y Tácito–, amigo de los suyos, como Plinio el Viejo, y, también, para la posteridad, como uno de los padres fundadores del arte de la pedagogía.
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Hombre, es que parece Washington.