persona que, en el magnetismo animal o en el espiritismo, presume tener ciertas condiciones a propósito para que en ella se manifiesten los fenómenos magnéticos o para comunicar con los espíritus). Hasta aquí la simple definición. Pero entremos en profundidad…
Entre los más conocidos figuran: Home, Stainton Moses, Eusapia Paladino, Piper y Elena Smith. Entre los psicólogos, á cuya especialidad pertenece el estudio de estos fenómenos en cuanto pueden ser naturales si existen, es muy ordinario un completo escepticismo, á veces muy justificado por experiencias personales; y siempre racional por ser poco menos que proverbial el horror que los médiums profesan á que su arte sea objeto de un examen estrictamente científico, cuando, por otra parte, se hace ostentación de la seguridad con que se realizan sus prodigios en un medio obscuro, y rodeados ellos de una compañía benévola. Dicen que la obscuridad es necesaria para la actividad del periespiritu del médium. y la compañía favorable, para aumentar sus energías. Tal cual autor psicólogo, como William James (The Principies oj Psychology, t. I, London, 1910), se muestra persuadido, afirmando que Many persons have found eviden- ce conclnsive to their minds, etc. Pero reduce el caso á los de personalidad alternativa, en los que una persona por algún tiempo se porta como si en realidad fuese una persona difunta. «Sucede, dice, que sirve de médium alguna persona que no cree en los espíritus, y habla, no obstante, en nombre del difunto, dando noticias acerca de su nueva y feliz morada, etc-» Más convencido de la existencia de algo inexplicado en los médiums,, se muestra el psicólogo italiano Mor- selli en su obra Psicología e Spiritismo (Turín, 1908). V., en especial, su larga relación de Le Sedute me- dianiche con Eusapia Paladino, médium, que ha estudiado muy detenidamente la materia; pero otros psicólogos de no menor ciencia como Janet y Grasset han desacreditado los médiums hablando como de cosa corriente de sus manifiestos engaños, aunque sin necesidad de presentarlos como falsarios, sino como víctimas de sus alucinaciones. Lo mismo Cla- paréde (Archives de Psychologie, t. 9) que estudió al médium Francesco Carancini. En igual sentido se pronuncia el psicólogo de Leipzig W. Wundt en su carta abierta al doctor Herm. Ulrici, de Halle (véase Essays de W. Wundt, Leipzig, 1906). Acerca de este último hay que notar que toma mal la cuestión, llevándola al terreno de la teología y suponiendo que si existiesen tales verdaderos médiums serían obradores de milagros, cosa que ningún teólogo aceptará, pero es penetrante la crítica que de los médiums hace. Y toma bien el asunto cuando pregunta entre burlón é indignado: «¿Por qué las almas han de quedar sujetas precisamente á ser el juguete de los llamados médiums, para cosas tan triviales como golpear, levantar mesas y sillas, revolver camas, dar ciertos tonos harmónicos, presentar espectros, etc.?» «Estos médiums, añade, sólo se presentan, al menos en la actualidad, y no muy difundidos y casi exclusivamente entre gente de nacionalidad norteamericana.» Y pro* testa contra la gratuita suposición de algunos modernos filósofos de que la ciencia necesite, para conocer el orden del universo, de las revelaciones de los Klopfgeister, atraídos de los médiums.
Hostia, qué párrafo. Menos mal que ha puesto puntos, si no, me ahogo.
Una cosa son las creencias espiritistas de los mediums y otra son sus supuesta capacidad para producir fenómenos paranormales. El caso de Paladino fue estudiado por el descubridor de los rayos catódicos, W. Crokes y aunque llegó incluso a comprobar que en ocasiones cometía fraude también producía fenómenos "inexplicables". Otro caso es el de Schneider, "medium" austriaco estudiado por Osty con asesoramiento del premio nobel de fisiología Richet par obtener fotografías de sus"materializaciones" utilizando infrarrojos.
Comentarios
El 50% de un completum.
#1 De un completum idiotum, por lo generallum....
Entre los más conocidos figuran: Home, Stainton Moses, Eusapia Paladino, Piper y Elena Smith. Entre los psicólogos, á cuya especialidad pertenece el estudio de estos fenómenos en cuanto pueden ser naturales si existen, es muy ordinario un completo escepticismo, á veces muy justificado por experiencias personales; y siempre racional por ser poco menos que proverbial el horror que los médiums profesan á que su arte sea objeto de un examen estrictamente científico, cuando, por otra parte, se hace ostentación de la seguridad con que se realizan sus prodigios en un medio obscuro, y rodeados ellos de una compañía benévola. Dicen que la obscuridad es necesaria para la actividad del periespiritu del médium. y la compañía favorable, para aumentar sus energías. Tal cual autor psicólogo, como William James (The Principies oj Psychology, t. I, London, 1910), se muestra persuadido, afirmando que Many persons have found eviden- ce conclnsive to their minds, etc. Pero reduce el caso á los de personalidad alternativa, en los que una persona por algún tiempo se porta como si en realidad fuese una persona difunta. «Sucede, dice, que sirve de médium alguna persona que no cree en los espíritus, y habla, no obstante, en nombre del difunto, dando noticias acerca de su nueva y feliz morada, etc-» Más convencido de la existencia de algo inexplicado en los médiums,, se muestra el psicólogo italiano Mor- selli en su obra Psicología e Spiritismo (Turín, 1908). V., en especial, su larga relación de Le Sedute me- dianiche con Eusapia Paladino, médium, que ha estudiado muy detenidamente la materia; pero otros psicólogos de no menor ciencia como Janet y Grasset han desacreditado los médiums hablando como de cosa corriente de sus manifiestos engaños, aunque sin necesidad de presentarlos como falsarios, sino como víctimas de sus alucinaciones. Lo mismo Cla- paréde (Archives de Psychologie, t. 9) que estudió al médium Francesco Carancini. En igual sentido se pronuncia el psicólogo de Leipzig W. Wundt en su carta abierta al doctor Herm. Ulrici, de Halle (véase Essays de W. Wundt, Leipzig, 1906). Acerca de este último hay que notar que toma mal la cuestión, llevándola al terreno de la teología y suponiendo que si existiesen tales verdaderos médiums serían obradores de milagros, cosa que ningún teólogo aceptará, pero es penetrante la crítica que de los médiums hace. Y toma bien el asunto cuando pregunta entre burlón é indignado: «¿Por qué las almas han de quedar sujetas precisamente á ser el juguete de los llamados médiums, para cosas tan triviales como golpear, levantar mesas y sillas, revolver camas, dar ciertos tonos harmónicos, presentar espectros, etc.?» «Estos médiums, añade, sólo se presentan, al menos en la actualidad, y no muy difundidos y casi exclusivamente entre gente de nacionalidad norteamericana.» Y pro* testa contra la gratuita suposición de algunos modernos filósofos de que la ciencia necesite, para conocer el orden del universo, de las revelaciones de los Klopfgeister, atraídos de los médiums.
Hostia, qué párrafo. Menos mal que ha puesto puntos, si no, me ahogo.
#4 Para eso están los puntos, hombre, para la respiración. Los puntos y aparte son para la vista (yo no me ahogué, pero quedé bizco)
Estafadores y/o mesiánicos megalómanos.
Lectura fría y efecto Forer. Y si se tienen medios para ello (con complicidad) algo de lectura caliente
Y si se ponen a prueba a ver si es eso con algo fuera de ese alcance pues... Es eso
Un jeta
Una cosa son las creencias espiritistas de los mediums y otra son sus supuesta capacidad para producir fenómenos paranormales. El caso de Paladino fue estudiado por el descubridor de los rayos catódicos, W. Crokes y aunque llegó incluso a comprobar que en ocasiones cometía fraude también producía fenómenos "inexplicables". Otro caso es el de Schneider, "medium" austriaco estudiado por Osty con asesoramiento del premio nobel de fisiología Richet par obtener fotografías de sus"materializaciones" utilizando infrarrojos.
Alguien que escucha y ve cosas que para otros están ocultas.
#3 Mentiroso es más corto.