El precio de la fama: de ocultarse en una cabaña a pasear por la alfombra roja. Sobran ejemplos de la fama que a partir de 1919 fue creciendo como una gran bola de nieve en torno a Einstein. También del “efecto fan” que arrastró. Los responsables del teatro Palladium de Londres, por ejemplo, llegaron a ofrecerle un cheque en blanco a cambio de que apareciera en su escenario durante tres semanas. Al otro lado del océano, en EE.UU., acompañó a Charlie Chaplin en 1931 durante el estreno de la película Luces de la ciudad...
Comentarios
El día en que los científicos sean famosos recuperaré la fe en la Humanidad.
#1 y también el día que los guionistas sean famosos y reconocidos por su trabajo, ya basta de la exageración de fama de actores y directores