Publicado hace 5 años por doyou a diariodeuninterino.wordpress.com

Cuando se habla de motivación se evita hablar de esfuerzo y coste personal, aspectos que que son fundamentales a la hora de conseguir cualquier objetivo en la vida. Cuantos más estímulos se usan para motivar, más se acostumbran los alumnos a esos estímulos, lo cual hace que se necesiten cada vez más estímulos y más potentes. Estamos dejando de lado la resistencia a la frustración, que es la destreza más relevante. Si conseguimos una mejora gracias a nuestro esfuerzo personal, obtenemos otro tipo de motivación más influyente: la automotivación

Comentarios

D

La charla es muy buena. Me quedo con una frase que dice
"Hace unos años los alumnos no querían ir al colegio. Ahora son los profesores."


Y esto creo que es cierto también:
" la resistencia a la frustración, no se está ejercitando, lo cual está moldeando personalidades que se desaniman ante la mínima dificultad y personas que no tienen nunca culpa de nada y carecen de toda responsabilidad, pues la causa siempre es externa (falta de motivación, estímulos inadecuados). En el aula se debe entrenar para la frustración. Para vencer a la adversidad hay que pasar adversidades. Esto se está evitando en la escuela, cuando la evidencia científica nos dice que es la destreza más importante para conseguir cualquier objetivo

d

#1 es que es así. Cuando estudias una oposición, cuando te levantas a las 7 de la mañana para ir a currar, cuando tu jefe es un gilipollas, o tu compañero, o los clientes... Cuando te toca hacer una guardia en un festivo, o cocinar 100 hamburguesas en un día... Lo que te hace perseverar y salir airoso es la resistencia a la frustración, no que te resulte motivador o divertido lo que estás haciendo. Nada puede ser motivador o divertido las 24 horas del día y, si así fuera, acabaría por ser aburrido, por el hecho científico que es el acostumbrarse a todos los estímulos. El que se saca la carrera, aprueba una opo, monta un negocia o es un trabajador competente tiene grandes dosis de resistencia a la frustración, sin la cual la motivación no sirve de nada. Eso lo saben desde los neurocientíficos hasta los que reclutan a los SEAL de los EEUU.