Se dice que el director del hotel Timberline Lodge, aquel edificio que aparecía en algunos planos de exteriores en El resplandor, solicitó que no se utilizase el número de habitación 217, mencionado en la novela, al temer que tras el estreno del film nadie quisiera volver a alojarse en ella como consecuencia del yuyu. En la ficción, la película optó por utilizar el número de habitación 237, inexistente en el Timberline. En la vida real, la 217 se convirtió en la estancia más demandada por los huéspedes.
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