El mundo de las artes ha dado genios de todo tipo y condición. Algunos que trabajaban de sol a sol y otros que dormían hasta bien entrada la tarde, unos que necesitaban un silencio absoluto a su alrededor y otros capaces de crear en el cuarto de baño.
#4:
"Yo soy como Dios: siempre estoy trabajando" Manuel "by" Vázquez. Con toda la modestia que tengo, yo hago algo parecido.
Además de escribir, tengo que trabajar para pagar letras y comida (a ver si me pongo a publicar en serio ya de una vez... no hacerlo, en el fondo no es pereza, es puro canguelo), y tengo que estar con mi familia, mi hermana, mis sobrinas, mis amigotes, y tengo que procurarme mis dosis (soy lectoadicta), y también tengo, por salud, que caminar un buen rato todos los días. No tengo unos horarios tan fijos como me gustaría. Si por mi fuese, me levantaría a las seis o cinco de la mañana, y con la fresquita, me pondría a escribir (es lo que hago en vacaciones), o me quedaría hasta las tantas de las cuantas pegando teclas... pero no puedo. Así que siempre tengo el cerebro en marcha, constantemente. Doy vueltas y vueltas a las cosas, pienso tramas, diálogos, situaciones, personajes, descripciones... Y cuando tengo un poco de tiempo, lo vuelco todo. Me pongo a escribir y no paro hasta que me duelen los dedos, después de diez, quince, veinte folios. Como dicen, es algo que sirve para relatos, para la novela necesito ponerme más relajadamente, por eso la tengo aparcada y va mucho más despacio. Necesito horas libres para pensar, hacer borradores y esquemas a mano, y finalmente teclearla.
Para mí, escribir es como leer: una necesidad. Son mis historias, mis propios cuentos... es como sacar fotografías de mis propios sueños, necesito hacerlo para poder conservarlas tal y como quiero. Porque la historia estará ahí, pero la forma de narrarla, de verla, de sentirla... se puede perder. He de conservarla. Para mí, y para quien quiera compartirla.
"Yo soy como Dios: siempre estoy trabajando" Manuel "by" Vázquez. Con toda la modestia que tengo, yo hago algo parecido.
Además de escribir, tengo que trabajar para pagar letras y comida (a ver si me pongo a publicar en serio ya de una vez... no hacerlo, en el fondo no es pereza, es puro canguelo), y tengo que estar con mi familia, mi hermana, mis sobrinas, mis amigotes, y tengo que procurarme mis dosis (soy lectoadicta), y también tengo, por salud, que caminar un buen rato todos los días. No tengo unos horarios tan fijos como me gustaría. Si por mi fuese, me levantaría a las seis o cinco de la mañana, y con la fresquita, me pondría a escribir (es lo que hago en vacaciones), o me quedaría hasta las tantas de las cuantas pegando teclas... pero no puedo. Así que siempre tengo el cerebro en marcha, constantemente. Doy vueltas y vueltas a las cosas, pienso tramas, diálogos, situaciones, personajes, descripciones... Y cuando tengo un poco de tiempo, lo vuelco todo. Me pongo a escribir y no paro hasta que me duelen los dedos, después de diez, quince, veinte folios. Como dicen, es algo que sirve para relatos, para la novela necesito ponerme más relajadamente, por eso la tengo aparcada y va mucho más despacio. Necesito horas libres para pensar, hacer borradores y esquemas a mano, y finalmente teclearla.
Para mí, escribir es como leer: una necesidad. Son mis historias, mis propios cuentos... es como sacar fotografías de mis propios sueños, necesito hacerlo para poder conservarlas tal y como quiero. Porque la historia estará ahí, pero la forma de narrarla, de verla, de sentirla... se puede perder. He de conservarla. Para mí, y para quien quiera compartirla.
#7 En muchas facultades sigue enseñándose el psicoanálisis, pese a ser vox populi desde hace décadas su condición de pseudociencia. Es asombroso no sólo por el desarrollo que ha tenido en Jung o Lacan (alcanzando el grado de esperpento), sino porque corrompe todo lo que toca:
Luce Irigaray y la sexualización de la ciencia: la física es machista porque el estudio de sólidos ha recibido mayor atención que el de fluidos.
O los interminables ríos de tinta sobre Alicia en el país de las maravillas.
#8 Te sorprendería de que, al menos en mi país, entre los círculos médicos más enjumbrados, no se atreven a catalogar abiertamente al sicoanálisis como una pseudociencia. De hecho, la población en general desconoce las diferencias entre una cosa y la otra.
Nuestros programas de TV más prestigiosos se atrevieron a presentar a tan "renombrado" charlatán (el sobrino-nieto de Freud) como un gran científico.
#8 A mi me deja alucinado hablar con estudiantes de psicología que lo toma como una cuestión de opinión. El psicoanálisis no ha a curado a nadie de nada. Y de los post estructuralistas mejor no hablar
Kierkegaard también paseaba para inspirarse y en ocasiones regresaba tan lleno de ideas que las volcaba sobre su escritorio nada más llegar, con el sombrero puesto y el paraguas aún en la mano.
No me imaginaba lo que cuenta de Freud. Y alucino con Agatha Christie. Y es tremendo que Mozart, que había sido reconocido desde pequeño, acabase como acabo. Muy curioso, la verdad, lo que cuenta este artículo.
#1 Buen post. Lo curioso es que por ser ellos quienes han sido, nos resultan interesantes sus rituales. Pero si algo así lo hiciéramos tú y yo, nos catalogarían de alocados. ¡Qué mundo!
#2 Freud muy cuerdo no estaba. Sus trabajos psicológicos gozan de importancia por la influencia que ejerció; y sus escritos filosóficos, aún carentes de originalidad son un buen ejercicio de síntesis.
#6 Y por ahí anda dando charlas y escribiendo libros un sobrino nieto suyo que está aún peor del tuétano. Pero como lleva su apellido, todos creen sus magufadas.
Comentarios
"Yo soy como Dios: siempre estoy trabajando" Manuel "by" Vázquez. Con toda la modestia que tengo, yo hago algo parecido.
Además de escribir, tengo que trabajar para pagar letras y comida (a ver si me pongo a publicar en serio ya de una vez... no hacerlo, en el fondo no es pereza, es puro canguelo), y tengo que estar con mi familia, mi hermana, mis sobrinas, mis amigotes, y tengo que procurarme mis dosis (soy lectoadicta), y también tengo, por salud, que caminar un buen rato todos los días. No tengo unos horarios tan fijos como me gustaría. Si por mi fuese, me levantaría a las seis o cinco de la mañana, y con la fresquita, me pondría a escribir (es lo que hago en vacaciones), o me quedaría hasta las tantas de las cuantas pegando teclas... pero no puedo. Así que siempre tengo el cerebro en marcha, constantemente. Doy vueltas y vueltas a las cosas, pienso tramas, diálogos, situaciones, personajes, descripciones... Y cuando tengo un poco de tiempo, lo vuelco todo. Me pongo a escribir y no paro hasta que me duelen los dedos, después de diez, quince, veinte folios. Como dicen, es algo que sirve para relatos, para la novela necesito ponerme más relajadamente, por eso la tengo aparcada y va mucho más despacio. Necesito horas libres para pensar, hacer borradores y esquemas a mano, y finalmente teclearla.
Para mí, escribir es como leer: una necesidad. Son mis historias, mis propios cuentos... es como sacar fotografías de mis propios sueños, necesito hacerlo para poder conservarlas tal y como quiero. Porque la historia estará ahí, pero la forma de narrarla, de verla, de sentirla... se puede perder. He de conservarla. Para mí, y para quien quiera compartirla.
#7 En muchas facultades sigue enseñándose el psicoanálisis, pese a ser vox populi desde hace décadas su condición de pseudociencia. Es asombroso no sólo por el desarrollo que ha tenido en Jung o Lacan (alcanzando el grado de esperpento), sino porque corrompe todo lo que toca:
Luce Irigaray y la sexualización de la ciencia: la física es machista porque el estudio de sólidos ha recibido mayor atención que el de fluidos.
O los interminables ríos de tinta sobre Alicia en el país de las maravillas.
#8 Te sorprendería de que, al menos en mi país, entre los círculos médicos más enjumbrados, no se atreven a catalogar abiertamente al sicoanálisis como una pseudociencia. De hecho, la población en general desconoce las diferencias entre una cosa y la otra.
Nuestros programas de TV más prestigiosos se atrevieron a presentar a tan "renombrado" charlatán (el sobrino-nieto de Freud) como un gran científico.
#8 A mi me deja alucinado hablar con estudiantes de psicología que lo toma como una cuestión de opinión. El psicoanálisis no ha a curado a nadie de nada. Y de los post estructuralistas mejor no hablar
Kierkegaard también paseaba para inspirarse y en ocasiones regresaba tan lleno de ideas que las volcaba sobre su escritorio nada más llegar, con el sombrero puesto y el paraguas aún en la mano.
Que va, que va, que va...
No me imaginaba lo que cuenta de Freud. Y alucino con Agatha Christie. Y es tremendo que Mozart, que había sido reconocido desde pequeño, acabase como acabo. Muy curioso, la verdad, lo que cuenta este artículo.
#1 Buen post. Lo curioso es que por ser ellos quienes han sido, nos resultan interesantes sus rituales. Pero si algo así lo hiciéramos tú y yo, nos catalogarían de alocados. ¡Qué mundo!
#2 Freud muy cuerdo no estaba. Sus trabajos psicológicos gozan de importancia por la influencia que ejerció; y sus escritos filosóficos, aún carentes de originalidad son un buen ejercicio de síntesis.
#6 Y por ahí anda dando charlas y escribiendo libros un sobrino nieto suyo que está aún peor del tuétano. Pero como lleva su apellido, todos creen sus magufadas.
Mas rutinas:
http://sploid.gizmodo.com/youll-be-surprised-at-the-worlds-greatest-geniuses-d-1556947182
errónea por pretender dividir a la humanidad en creadores y ????, tal como sostienen los lobbies de acaparación de derechos.