Con fenómenos globales y grandes colas de firmas, el certamen confirma el auge en España de este híbrido entre fantasía y romance no exento de controversia
Si empezamos a inventar palabros como romántasy en un suplemento cultural, que por lo menos le pongan la tilde en su sitio y no pensemos que se trata de un autor extranjero.
Ni la entradilla me he leído.
Ni la entradilla me he leído.