Hace 5 años | Por Quinqui a jotdown.es
Publicado hace 5 años por Quinqui a jotdown.es

Una mañana de finales de mayo tres contratistas de la provincia de Palermo se encontraron con una sorpresa desagradable en sus coches de empresa: la cabeza sangrienta de un caballo. Los tres habían estado intentando participar en la construcción de varios edificios en la ciudad, y por lo visto no habían estado hablando con la gente adecuada. Los empresarios, cabe suponer, captaron rápidamente el sutil mensaje transmitido mediante los pobres animales y empezaron a cooperar con quien estaba intentando atraer su atención de forma tan peculiar.

Comentarios

D

Hace unos años tuve una conversación con una muy amiga de entonces, siciliana, cuyo padre se dedicaba a cierto tipo de negocio al por mayor allí, y que además disponía de una tienda minorista. Resulta que le habían entrado a robar en la tienda y ella claro, indignada me lo cuenta. Al preguntarle qué había dicho la policía, si habían pillado alguna pista, me miró como si le estuviera diciendo la mayor chorrada del mundo:

- ¿La policía?
- Claro, habéis llamado a la policía ¿no?
- Tú no conoces a mi padre. Te diría: "no hay honor en eso" (poniendo voz grave).

Recuerdo que me reí, pensando que parafraseaba alguna escena de El Padrino o algo así. Pero ella no se rió.

Un día después me comentó como de pasada, que ya habían encontrado a los ladrones, que se habían disculpado, devuelto el dinero y la mercancía y pagado los daños. Me reí. Ella nuevamente tampoco se rió.