A Putin no le gusta la Revolución de Octubre y eso lo explica todo. Bueno, ni la de Octubre, ni la de Febrero, ni ninguna Revolución que pretendiera, o no digamos consiguiera, derrocar al poder establecido. Nadie duda de que Putin se presentará a la reelección como presidente de Rusia en marzo del año que viene, logrará un nuevo mandato de seis años y tendrá un horizonte de permanencia de al menos veinticuatro desde que llegó el Kremlin. La mayoría de los zares, incluido Nicolás II, duraron menos.
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La explicación oficial es que, cien años después, la Revolución que primero derrocó al Zar y luego llevó al poder a los bolcheviques sigue dividiendo a la sociedad rusa y el Estado no debe promover conmemoraciones que reabran las heridas.
¡Mira! Igualito que aquí.