Hace 5 años | Por ccguy a lagartorojo.es
Publicado hace 5 años por ccguy a lagartorojo.es

Corría el año de 1241 cuando Luis IX, rey de Francia, se dejó embaucar por el avispado emperador bizantino Balduino II, que le vendió un montón de morralla, la cual -así le hizo creer- habría pertenecido a Jesucristo, y se habría usado durante la mítica ejecución de aquél. El tal Balduino era Emperador Latino de Oriente cuando ya sus dominios se habían reducido a la mínima expresión, encerrados en las murallas de Constantinopla. Ciertamente, su pomposo título resultaba grotesco en tales circunstancias.