Históricamente, en el PP han convivido el alma liberal, la identitaria, la religiosa y la que estaba más interesada en el negocio que en las ideas (como acreditan numerosas sentencias judiciales). El ala cristiana del partido llevaba tiempo de capa caída, llegó a funcionar como un auténtico ‘lobby’ en los 80. Pero toda crisis del poder lleva aparejada movimientos de fondo, y la recuperación del sector cristiano, ya sea por convicción o por casualidad, es un hecho. Pérez Llorca ha situado a dos personas de esa sensibilidad en su entorno próximo.