Cuando tienes 15 años y estás metido en el mundo del graffiti, fijarte en todo lo que se pinta a tu alrededor es parte de tu día a día. En esa época, estudiaba en El Escorial, uno de los pueblos de la sierra madrileña donde más actividad había; por lo que mis ojos se nutrían cada tarde de cientos de tags y decenas de piezas recién pintadas. Una de las crews que más llamaban mi atención era AXP, cuyo rastro iba siguiendo por las calles y vías del tren cuál sabueso.
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Oye, y qué fue del muelle. Molaba mucho su firmita