El ser humano ha desarrollado una peculiar relación de amor y odio hacia las flatulencias. En función del contexto y de las personas involucradas, un pedo puede interpretarse en clave cómica o puede obtener un significado ofensivo. Si una persona optara por lanzar uno sobre tu cara, tu lógica reacción oscilaría entre la indignación y la agresividad. Nadie podría culparte.
Comentarios
Habla de flatulencias. Imagino que por borracheras serían muchas más.
Ehhhh ammigo, a que no hay huevosh a tomar la Bashtilla?
Si viene de lejos: "petus sunt aerem corruptus expelitus per viam merdosam" o así me lo contaba mi papá...
Está noticia huele mal