Hace 3 años | Por Papyrus a revistaanfibia.com
Publicado hace 3 años por Papyrus a revistaanfibia.com

Decir migrante es pensar en mujeres y hombres subidos sobre “La Bestia”; adultos y niños corriendo en las caravanas que parten desde Centroamérica; o jóvenes atravesando ríos en balsa para acercarse a Estados Unidos. Esa es la narrativa de los últimos tiempos, una narrativa que impuso al sueño americano como una opción, y solo desde la travesía. Esta es una recopilación de los otros sueños: los de quienes se quedaron, de los sueños transformados, o los sueños del retorno y del retiro.

Comentarios

P

La libertad de expresión es prácticamente nada si no va acompañada y casi precedida del derecho a saber, que no puede ser otra cosa que saber más, saber lo que aún no sabemos, saber lo que otros sabían y nosotros no. Y una libertad de expresión sin esta condición no es más que libertad para expresar la opinión dominante, primero que nada en el seno de nuestra familia, que es la primera institución de corrección y cuyo bagaje cultural suele estar casi siempre más determinado por la experiencia, con su grado de suficiencia ignorante, que por el conocimiento, y luego en el conjunto inmediato de la sociedad que nos rodea, transida de lugares comunes y de prejuicios, que es lo que denominamos "zona de confort".

Feindesland

#2 Tú no hablas del derecho a saber. Hablas del derecho a enseñar.

Como si lo viese...

P

#3 No te he respondido a ti. Pero te tomo la palabra. Uno puede aprender por dos procedimientos, por aprendizaje o por descubrimiento. El más corriente es el primero. Y uno aprende lo que otro enseña, bien directamente, bien porque lo dejó escrito. Yo hace mucho tiempo que amplíe mis fuentes de información y de saber más allá de mi buen padre que hizo lo que buenamente pudo. Y obviamente hoy por hoy él y yo no estamos de acuerdo.

Feindesland

#4 Sí me respondiste a mi y luego editaste, cuando ya te había respondido yo

Me apunto al derecho a aprender. No me apunto al derecho a enseñar.

P

#5 Lo que quería decir es que no era un comentario de respuesta al tuyo, sino que ya lo estaba escribiendo cuando he visto aparecer el tuyo. Se ve que al darle para arriba al smartphone para leer lo que habías escrito toque el botón de hashtag y no me di cuenta hasta que lo publiqué. Lo edité antes de que me respondieras, pero ya era tarde.

Yo creo que sí te apuntas al derecho a enseñar. Decir eso alguien que le da tanta importancia a lo que piensa que se ha convertido en un articulista de referencia de muchos meneantes es cuanto menos incoherente porque uno publica por el deseo de enseñar a otros lo que piensa, especialmente a aquellos que no saben expresarse tan bien como te expresas tú y que encuentran en tus artículos un medio en el que reconocerse y tomar conciencia ☺ ️

Feindesland

#6 Gracias. Pero es un gusto, no un derecho. Si fuese un derecho los demás tendrían la obligación de leerme. Y a eso iba: que los que reclaman el derecho a enseñar, reclaman a la vez la obligación de que los demás los escuchen.

Imagina qué mal rollo...

P

#7 No. El derecho a la libertad de expresión no obliga a nadie a escuchar o leer lo que expreso. Del mismo modo el derecho a enseñar no obliga a nadie a aprender lo que enseño. No sé de dónde has podido sacar eso. En cualquier caso, derecho o gusto, la realidad es que te apuntas a enseñar más que la mayoría aquí, sin menoscabo de que también te apuntes a aprender.

Feindesland

Cuánta poesía...