Los errores pueden ser difíciles de asimilar, por lo que a veces nos rehusamos a admitirlos, en vez de asumirlos. Nuestro sesgo de confirmación se impone y esto provoca que comencemos a buscar cómo probar nuestras creencias. El auto al que le bloqueaste el paso ya tenía una abolladura en la defensa, lo cual demuestra que fue culpa del otro conductor.
Comentarios
A mí no me importaría admitir mis errores, si cometiera alguno.
Porque no son mis, son sus.
Yo.
¿Errores?
Pues yo he aprendido tanto de mis errores que estoy pensando en cometer muchísimos más.
Windows es más humilde que las personas