Si bien a la figura del samurái en combate se le ve casi siempre armado con una katana, en verdad esa espada curvada tan característica no era la única arma disponible en el Japón feudal. Junto con los arcos o las lanzas yari y naginata, en un momento de la historia se añadieron a la lista las armas de fuego y lo que comenzó siendo una introducción calmada en el país, acabó cambiando la historia de los samuráis cuando entendieron su letalidad en el campo de batalla.
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¡Tragad plomo, vagos!
En el Museo Samurai en Tokyo (en un margen de Kabukicho, Shinjuku) pueden verse varios ejemplos de las armas descritas en el artículo, incluidos los cañones de mano que en ocasiones parecen sacados de un anime.
Las armaduras también evolucionaron para no sólo parar cortes, si no que en ocasiones eran anti-balas, especialmente los yelmos que estaban reforzados.