Emilio Sánchez Vicario había escrito un artículo en El País dejando claro que era imposible que un español llegara siquiera a las semifinales, y quizá eso fue lo que espoleó al catalán. La relación entre Emilio y Sergi no era buena entonces, pero había sido mucho peor apenas tres años antes. Cuando metieron a Bruguera en el equipo de la Davis, el clan Sánchez Vicario se lo tomó como un insulto: «Yo solo sé que soy el número uno y que mi responsabilidad es ganar los dos puntos, de los demás jugadores no opino», dijo Emilio.
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Como molan estas historias. Y bueno que decir del clan de los Sánchez Vicario, casi igual que el clan de los "fachas" de los últimos años en la Davis