La institución traía consigo una alienación tal de las personas que, incluso su liberación se podía convertir en un agravante para sus míseras condiciones de vida. El trato a los esclavos dependía simplemente de la voluntad y de la humanidad de sus dueños. Los esclavos Antonio González y María Vivas, temían a su dueño Juan Rodríguez Diosdado de quien decían que su amo era de terrible y áspera condición. Su indefensión era total no sólo por su condición de esclavos sino porque su dueño, hijo de un alcalde ordinario del mismo nombre, pertenecía a
Comentarios
Como siempre la clase obrera, sufriendo, todo tipo de acoso, y encima levantando el país con nuestro sudor y lágrimas, esto es indecente y la clase política y los sindicatos viviendo a costa de nosotros, para que les tenemos, si no nos representan ni nos defienden.
Muy interesante lectura y a la espera del artículo completo.
Muy buen artículo, con empleo de fuentes primarias existentes en los AHP.