Para entender el germen de este legendario rincón hay que situarse en el contexto de las exploraciones del extremo sur del continente americano, en esa tierra salvaje, dura y desolada que es la Patagonia pero también en su brava costa, en cuyos fondos descansan montones de barcos con sus tripulaciones. Recordemos que el paso del Atlántico al Pacífico era una complicadísima odisea naval por las turbulentas aguas del cabo de Hornos y el Estrecho de Magallanes.
#4 En cualquier caso, coincido con Kant en que la estupidez, los inventos y la historia apócrifa de los "territorios" que menciono ha perdurado en el tiempo.
Es decir, que hay gilipollas que se han creído esas milongas desde casi siempre.
#9 No te la pela, te da rabia. Y es una lástima, porque se puede estar en desacuerdo, pero odiar a alguien por pensar diferente y no intentar entender su punto de vista y por qué llega a él es una de las cosas que dividen a las personas (y a los territorios).
#10 Me la pelan los mongoles. No es odio ni rabia. Ojalá se independicen. Ya tenemos muchos tontos en España. Hay que ser historiador para anular la estupidez. La mentira repetida no deja de ser mentira. Por eso tanta gente (entre ellos, mis familiares) han tenido que largarse de allí.
La lobotomización de los infantes es la que crea el odio. Lo que divide a las personas y a los territorios es la historia apócrifa y los intereses por seguir mamando de la teta del independetismo.
Es uno de los principios de Goebbels. Enemigo único (la meseta, España).
Más conocida como Ciudad de los Césares. Un buen libro que recoge casi todos los antecedentes hasta 1930 o 1940 es La leyenda de los Césares, de Ricardo Latcham. Es muy recomendable la refutación de su existencia que hace el piloto José de Moraleda en la década de 1790. No admite réplica, pero la gente tiene afición por creer ciertas cosas. La historia se siguió creyendo por mucho tiempo, incluso en la década de 1990 escuché conversaciones de adultos que la daban por un lugar real, más o menos como otros hablan del Triángulo de las Bermudas.
Hay dos novelas orientadas a público adolescente que tratan de la ciudad en el siglo XX, cuando se retoma el contacto con el mundo exterior. Una es La Ciudad de los Césares, de Manuel Rojas, en que la ciudad está en la Patagonia y hay una rebelión de parte de los habitantes indígenas en contra de los españoles. La otra es Pacha Pulai, de Hugo Silva, en que el teniente Bello (un aviador chileno desaparecido por 1914) cae en la ciudad en un valle del desierto del norte y llega justo a tiempo para intervenir en una guerra civil entre indígenas y españoles.
Como los españoles de Chiloé buscaban la ciudad en la Patagonia occidental o más bien a través de ella y por eso quedó Trapananda como nombre legendario para la actual región de Aysén, colonizada por los chilenos recién en el siglo XX.
Comentarios
Trapalandia, Euskal Herria, Paises catalanes, la Atlántida...
Hay tantos inventos inexistentes...
#1 De momento...
#2 Son inventos que perduran en el tiempo.
Imaginaciones sin fundamento.
Pero las personas tenemos derecho a la fantasía, no cabe duda.
#3 Pues como decía Kant, cuando algo perdura en el tiempo es que existe (esquema trascendental).
#4 Ya. A Kant le gustaba decir bobadas.
#5
#4 En cualquier caso, coincido con Kant en que la estupidez, los inventos y la historia apócrifa de los "territorios" que menciono ha perdurado en el tiempo.
Es decir, que hay gilipollas que se han creído esas milongas desde casi siempre.
#7 Los otros no sé, pero yo (sin ser catalanista) creo que se ha entendido mal o se quiere entender mal el concepto de Países Catalanes.
#8 A mí, particularmente, me la pela toda esa mierda fascista.
#9 No te la pela, te da rabia. Y es una lástima, porque se puede estar en desacuerdo, pero odiar a alguien por pensar diferente y no intentar entender su punto de vista y por qué llega a él es una de las cosas que dividen a las personas (y a los territorios).
#10 Me la pelan los mongoles. No es odio ni rabia. Ojalá se independicen. Ya tenemos muchos tontos en España. Hay que ser historiador para anular la estupidez. La mentira repetida no deja de ser mentira. Por eso tanta gente (entre ellos, mis familiares) han tenido que largarse de allí.
La lobotomización de los infantes es la que crea el odio. Lo que divide a las personas y a los territorios es la historia apócrifa y los intereses por seguir mamando de la teta del independetismo.
Es uno de los principios de Goebbels. Enemigo único (la meseta, España).
#9 Vale, todo lo que no te guste... Fascista
Más conocida como Ciudad de los Césares. Un buen libro que recoge casi todos los antecedentes hasta 1930 o 1940 es La leyenda de los Césares, de Ricardo Latcham. Es muy recomendable la refutación de su existencia que hace el piloto José de Moraleda en la década de 1790. No admite réplica, pero la gente tiene afición por creer ciertas cosas. La historia se siguió creyendo por mucho tiempo, incluso en la década de 1990 escuché conversaciones de adultos que la daban por un lugar real, más o menos como otros hablan del Triángulo de las Bermudas.
Hay dos novelas orientadas a público adolescente que tratan de la ciudad en el siglo XX, cuando se retoma el contacto con el mundo exterior. Una es La Ciudad de los Césares, de Manuel Rojas, en que la ciudad está en la Patagonia y hay una rebelión de parte de los habitantes indígenas en contra de los españoles. La otra es Pacha Pulai, de Hugo Silva, en que el teniente Bello (un aviador chileno desaparecido por 1914) cae en la ciudad en un valle del desierto del norte y llega justo a tiempo para intervenir en una guerra civil entre indígenas y españoles.
Como los españoles de Chiloé buscaban la ciudad en la Patagonia occidental o más bien a través de ella y por eso quedó Trapananda como nombre legendario para la actual región de Aysén, colonizada por los chilenos recién en el siglo XX.