Los investigadores conocen esto como el “efecto de urgencia”, y es la forma en que nuestro cerebro juega en nuestra contra priorizando tareas más fáciles, pero menos relevantes, sobre aquellas que requieren más esfuerzo, aunque a todas luces la recompensa sea mayor. El cerebro, en definitiva, tiende a dar prioridad a la satisfacción inmediata respecto a la de largo plazo.
Comentarios
Sin esta debilidad se extinguiría el menéame.
La palabra procrastinacion me pone los pelos de punta. Mejor que te llamen flojo, vagon, huevon... Suena fatal.