Hace 7 años | Por Quinqui a jotdown.es
Publicado hace 7 años por Quinqui a jotdown.es

Ensayaba a oscuras. Se recogía en un cuarto a ciegas, levantaba el violín y estudiaba las partituras que tenía grabadas en la cabeza mientras deslizaba el arco interpretándolas. De la ventana abierta de su buhardilla en París brotaba una música ejecutada bellamente, y la gente que pasaba por la calle se paraba absorta, fija en aquel acontecimiento casi endiablado. Era Manolito Quiroga, el hijo de don José, un comerciante de paños de Pontevedra

Comentarios

eli_baley

Gran lectura sobre un pontevedrés ilustre.

Grande Jabois.