Un caluroso día de noviembre de 1974, durante la segunda campaña en el valle bajo del Awash convocada por el paleoantropólogo Maurice Taieb, el estadounidense Donald Johanson trabajaba con el estudiante Tom Gray cuando se percataron de un hueso que asomaba en un pequeño barranco. Al excavar encontraron restos de un cráneo, fémur, dientes y otros fragmentos que parecían pertenecer al mismo individuo. Convencidos de haber encontrado un homínido relevante, esa tarde lo celebraron con el resto de investigadores mientras sonaba de fondo una canción
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