En 1845, dos navíos rompehielos de la Marina Británica, el Erebus y el Terror, parten de Inglaterra con el encargo real de alcanzar el Polo Norte. Van tirados por poderosos motores de vapor y acumulan provisiones para siete años. Sir John Franklin capitanea la expedición de más de cien hombres. Ni él, si sus barcos, ni su tripulación volverán a ser vistos jamás.
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