De manera paulatina y casi imperceptible nos hemos acostumbrado peligrosamente a medir el tiempo de nuestra vida en tiempo de trabajo. En tiempos de puro rendimiento. Paseamos, descansamos, entablamos conversaciones enriquecedoras, leemos o, sin más, nos entregamos a la ociosidad cuando no nos sentimos apremiados o impelidos por las obligaciones propias de la servidumbre laboral.
"...si nos convertimos –como pretenden– en “empresarios de nosotros mismos”, no queda entonces más que una marioneta que se mueve al son de los intereses económicos o políticos de turno."
Y se empieza con este moldeamiento cuando eres pequeño cuando te preguntan "qué quieres ser de mayor" y no "qué te haría feliz". Y el mantra este rancio y apestoso que recorre la sociedad de que "el trabajo dignifica" (mis cojones 33). Si el trabajo "dignificase" estarían los ricos en las minas o en las fábricas.
Curioso cómo encima la mayoría de la gente esto ni se lo plantea, pero a muchos les falta tiempo para llamarnos vagos a los 4 que evitamos convertirnos en esclavos (trabajos de 8h o más, horarios partidos y/o que te joden fines y festivos).
Comentarios
"...si nos convertimos –como pretenden– en “empresarios de nosotros mismos”, no queda entonces más que una marioneta que se mueve al son de los intereses económicos o políticos de turno."
Y se empieza con este moldeamiento cuando eres pequeño cuando te preguntan "qué quieres ser de mayor" y no "qué te haría feliz". Y el mantra este rancio y apestoso que recorre la sociedad de que "el trabajo dignifica" (mis cojones 33). Si el trabajo "dignificase" estarían los ricos en las minas o en las fábricas.
Curioso cómo encima la mayoría de la gente esto ni se lo plantea, pero a muchos les falta tiempo para llamarnos vagos a los 4 que evitamos convertirnos en esclavos (trabajos de 8h o más, horarios partidos y/o que te joden fines y festivos).
El sentido de la utilidad no debe obviarse.
Abandonarse al hedonismo por un rato está muy bien, pero sin propósito, la vida es gris y vacía.