Mi cerebro no está preparado para pensar en la humanidad globalmente, y mucho menos para establecer comparaciones relativas con ella en su conjunto. Además, a este efecto contribuye un poderoso sesgo egoísta y endogrupal....
Por supuesto que existen burbujas. Y no existe mejor ejemplo que la burbuja de menéame, un grupo de gente que se convence mutuamente que en las elecciones Podemos arrasará, y luego se sorprenden, se ofenden, y se enfadan cuando se dan cuenta que ellos no son la "gente". La respuesta, burbujeante, a semejante desilusión pasa por tratar de convencerse (unos a otros), que todos los demás son estúpidos y malvados.
Por cierto, el articulista también vive en una burbuja (como él mismo reconoce), la burbuja que le resulta llamativo que exista "tanta" gente creyente, o que le resulta interesante elucubrar si los científicos (esos seres de luz) son más o menos creyentes que la población en general, la burbuja de los que dejan de reconocer el argumento de ad verecundiam al hablar de sus cosas y se olvidan de que correlación no implica causalidad.
Por supuesto que existen las burbujas, decía al principio, y por supuesto que existen burbujas más grandes, y unas dentro de otras, y burbujas que se comunican. Burbujas everywhere. La burbuja más grande de todas es la que engloba a toda la humanidad, con sus miserias y grandezas, y en esa gran burbuja la espiritualidad es tan específica del género humano como la racionalidad. Cuando descubra eso, el autor dejará de sorprenderse que existan tantos creyentes, ya sean científicos o mediopensionistas.
Comentarios
No explica pero aclara, un artículo muy interesante.
Por supuesto que existen burbujas. Y no existe mejor ejemplo que la burbuja de menéame, un grupo de gente que se convence mutuamente que en las elecciones Podemos arrasará, y luego se sorprenden, se ofenden, y se enfadan cuando se dan cuenta que ellos no son la "gente". La respuesta, burbujeante, a semejante desilusión pasa por tratar de convencerse (unos a otros), que todos los demás son estúpidos y malvados.
Por cierto, el articulista también vive en una burbuja (como él mismo reconoce), la burbuja que le resulta llamativo que exista "tanta" gente creyente, o que le resulta interesante elucubrar si los científicos (esos seres de luz) son más o menos creyentes que la población en general, la burbuja de los que dejan de reconocer el argumento de ad verecundiam al hablar de sus cosas y se olvidan de que correlación no implica causalidad.
Por supuesto que existen las burbujas, decía al principio, y por supuesto que existen burbujas más grandes, y unas dentro de otras, y burbujas que se comunican. Burbujas everywhere. La burbuja más grande de todas es la que engloba a toda la humanidad, con sus miserias y grandezas, y en esa gran burbuja la espiritualidad es tan específica del género humano como la racionalidad. Cuando descubra eso, el autor dejará de sorprenderse que existan tantos creyentes, ya sean científicos o mediopensionistas.