Hace 5 años | Por Pepy a jotdown.es
Publicado hace 5 años por Pepy a jotdown.es

Quienes le conocieron aseguran que Mané Garrincha no tenía un pelo de tonto, tan solo era una persona despreocupada, absoluta y peligrosamente despreocupada. Una muestra de ello fue que, tras su muerte, se descubrieron docenas de cheques sin cobrar que la estrella había acumulado en un cajón de su antigua casa, ignorante de la caducidad de aquellos bonos. Su indolencia quedó patente en cientos de anécdotas que todavía hoy son relatadas en las cantinas de cualquier rincón de Brasil.