Publicado hace 10 años por krastyna a art-isima.blogspot.com.es

En 1912 Oskar Kokoschka encontró a Alma Mahler. Durante los tres años de tormentosa relación, el artista vienés dibujo y pintó continuamente Alma, quizá en un intento de atraparla. Tal era su obsesión por ella que llegó a situarla a su lado en los autorretratos consciente de que sin ella él no estaría completo. Tras la ruptura amorosa, Kokoschka buscó llenar el vacío que le producía la pérdida de su otra mitad. En 1918 el artista encargó un réplica exacta de Alma a una creadora de muñecas de Munich: Hermine Moos.

Comentarios

spiraldancer

Y no era japonés