El ejercicio de la razón cívica no puede cejar en Francia, en España y en cualquier rincón de Occidente, en el combate contra la xenofobia, el antisemitismo, el terrorismo islamista y cualquier otra asechanza.
El terrorismo que teme esa Europa es el islámico, naturalmente. Y ese miedo apela a la asociación de los terroristas con el recuerdo del holocausto, que es, por cierto, una tragedia íntimamente europea. Cierto es que se trata de un terrorismo especial, que tiene un fortísimo componente de odio, más importante, si cabe, que político. Pero es un odio que no podemos dejar de condenar desde la más profunda de las vergüenzas, porque USA y parte de Europa lo sembraron, y un aplastante poder militar contra poco más que palos y piedras lo mantiene vigente.
Israel puede asesinar físicos iraníes, y eso no parece ser 'terrorismo'. Puede desatar una tormenta de plomo fundido sobre una ciudad, reventar a bombazos a niños tan niños como los niños judíos asesinados, y eso no es 'terrorismo'. Y a muchos no se lo parece porque detrás de esos crímenes hay más de 'necesidad' política que de odio racial o religioso. Seis millones de personas inocentes, judíos, gitanos, homosexuales, eslavos, salieron de los campos de exterminio a través de sus chimeneas. Por eso, automáticamente, las iniciativas militares israelíes se tiñen inmediatamente con el color de la 'autodefensa'.
Los armenios son otro pueblo masacrado, (un millón y medio de muertos). Como los indios americanos que prácticamente desaparecieron. Como los negros africanos que la bienpensante Europa exportaba a América en una sangría sin fin de la que un continente entero no ha sido capaz de recuperarse. Pero no se benefician de un cheque en blanco del Banco de la Moralidad.
El antisemitismo es una aberración. Claro que sí. Algo que me gustaría ver desterrado para siempre, desde luego. Pero no lo hará el discurso facilón y bienpensante del señor Gallardón.
Y dicho esto, todo mi dolor por los asesinados por ese hijo de puta.
Reconocer que Israel no muestra el menor respeto por los palestinos y que ha incumplido sistemáticamente todo tratado y resolución de la ONU al respcto no es ser xenófobo, es estar informado. Ser xenófobo es pensar que todos los israelíes son malos, y ser antisemita es pensar que todos los judíos o son malos o son subhumanos.
Pensar que un país puede realizar un acto de guerra contra otro para defenderse de manera preventiva es una perversión del derecho internacional. No existe la defensa preventiva, existen los ataques preventivos, y un ataque preventivo es en sí una declaración de guerra.
La impunidad con la que se mueve Israel, la forma de acabar con los que se oponen a ellos, es más que preocupante, sin embargo, ninguna medida internacional se ha aplicado contra ellos, ni un solo embargo, ni siquiera se prohibe la venta de armas a este país.
EE.UU. se mueve con la premisa de "el enemigo de nuestros enemigos es nuestro amigo" y sigue apoyando a Israel. Nadie se preocupa por ponerle freno a su política de someter a los palestinos, las noticias acerca de estos se han transformado en morbosas anécdotas de una guerra asimétrica, donde el atacado es quien posee las armas y los agresores los que sufren las consecuencias.
Y hago constar que cuando digo EE.UU., Israel, Francia, etc., me refiero a los gobiernos de estos países y no a sus ciudadanos, porque España también fue involucrada en una guerra en contra de la opinión de sus ciudadanos, y eso no transforma al pueblo español en co-responsable de la medida gubernamental que llevó a esto.
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El terrorismo que teme esa Europa es el islámico, naturalmente. Y ese miedo apela a la asociación de los terroristas con el recuerdo del holocausto, que es, por cierto, una tragedia íntimamente europea. Cierto es que se trata de un terrorismo especial, que tiene un fortísimo componente de odio, más importante, si cabe, que político. Pero es un odio que no podemos dejar de condenar desde la más profunda de las vergüenzas, porque USA y parte de Europa lo sembraron, y un aplastante poder militar contra poco más que palos y piedras lo mantiene vigente.
Israel puede asesinar físicos iraníes, y eso no parece ser 'terrorismo'. Puede desatar una tormenta de plomo fundido sobre una ciudad, reventar a bombazos a niños tan niños como los niños judíos asesinados, y eso no es 'terrorismo'. Y a muchos no se lo parece porque detrás de esos crímenes hay más de 'necesidad' política que de odio racial o religioso. Seis millones de personas inocentes, judíos, gitanos, homosexuales, eslavos, salieron de los campos de exterminio a través de sus chimeneas. Por eso, automáticamente, las iniciativas militares israelíes se tiñen inmediatamente con el color de la 'autodefensa'.
Los armenios son otro pueblo masacrado, (un millón y medio de muertos). Como los indios americanos que prácticamente desaparecieron. Como los negros africanos que la bienpensante Europa exportaba a América en una sangría sin fin de la que un continente entero no ha sido capaz de recuperarse. Pero no se benefician de un cheque en blanco del Banco de la Moralidad.
El antisemitismo es una aberración. Claro que sí. Algo que me gustaría ver desterrado para siempre, desde luego. Pero no lo hará el discurso facilón y bienpensante del señor Gallardón.
Y dicho esto, todo mi dolor por los asesinados por ese hijo de puta.
Reconocer que Israel no muestra el menor respeto por los palestinos y que ha incumplido sistemáticamente todo tratado y resolución de la ONU al respcto no es ser xenófobo, es estar informado. Ser xenófobo es pensar que todos los israelíes son malos, y ser antisemita es pensar que todos los judíos o son malos o son subhumanos.
Pensar que un país puede realizar un acto de guerra contra otro para defenderse de manera preventiva es una perversión del derecho internacional. No existe la defensa preventiva, existen los ataques preventivos, y un ataque preventivo es en sí una declaración de guerra.
La impunidad con la que se mueve Israel, la forma de acabar con los que se oponen a ellos, es más que preocupante, sin embargo, ninguna medida internacional se ha aplicado contra ellos, ni un solo embargo, ni siquiera se prohibe la venta de armas a este país.
EE.UU. se mueve con la premisa de "el enemigo de nuestros enemigos es nuestro amigo" y sigue apoyando a Israel. Nadie se preocupa por ponerle freno a su política de someter a los palestinos, las noticias acerca de estos se han transformado en morbosas anécdotas de una guerra asimétrica, donde el atacado es quien posee las armas y los agresores los que sufren las consecuencias.
Y hago constar que cuando digo EE.UU., Israel, Francia, etc., me refiero a los gobiernos de estos países y no a sus ciudadanos, porque España también fue involucrada en una guerra en contra de la opinión de sus ciudadanos, y eso no transforma al pueblo español en co-responsable de la medida gubernamental que llevó a esto.