Los disturbios que se registraron a principios de agosto en Reino Unido se vieron agravados por los problemas para comunicarse que tuvo la Policía, ya que el sistema de comunicación por radio se colapsó y los miembros del cuerpo de seguridad se vieron obligados a utilizar sus propios teléfonos móviles, según un informe policial filtrado al diario británico 'The Guardian'.