La llamada sociovergència ha tenido en la sanidad su máximo exponente, un terreno en el que CiU y PSC se han repartido áreas de influencia mientras los gestores sanitarios gozaban de una estabilidad e ingresos envidiados en el resto de España.En los últimos 18 meses han estallado más escándalos en la sanidad catalana que en las dos décadas anteriores. Un cúmulo de pagos irregulares, adjudicaciones sin concurso, favores políticos y salarios millonarios con un nexo en común: la aparente incapacidad de los órganos de control para ponerle coto.