Publicado hace 12 años por equisdx a elblogdebuhogris.blogspot.com

Breg estaba concentrado en arrancar las últimas moras, las que quedaban escondidas entre las espinas del arbusto. De repente, una rama caída chascó a su espalda, un chasquido fuerte seguido de un gruñido más fuerte aún. Quedó paralizado, sabía perfectamente qué es lo que había detrás, no debía moverse ni hacer el mínimo gesto. Sintió cómo los riñones, mejor dicho, esas glándulas que tenía encima de los riñones, habían empezado a segregar la molécula que, con un poco de suerte, le podría salvar la vida; la adrenalina o epinefrina.