Los afectados por las aportaciones financieras subordinadas de Eroski y Fagor, una suerte de preferentes a la vasca, han perdido su fe en los políticos. Acudieron al Parlamento vasco y allí les dijeron que dejaban su caso en manos de Kontsumobide, instituto vasco de consumo, pero ellos no ven que este organismo tenga competencias para solucionar su situación.