Para conocer al mar, no basta con visitar la playa en vacaciones, hay que verlo día y noche durante mucho tiempo, desde un mismo lugar; como los cubanos que se sientan en el muro del malecón habanero durante horas, año tras año, o como yo, que le doy los buenos días y las buenas noches desde un rincón de Tenerife, cada jornada. Los cubanos, desde el malecón, piensan en el futuro, en la vida, en mil cosas, y yo, desde mi puerta, pienso en el futuro, en la vida, en los cubanos, en mil y una cosas. Hoy el mar se despertó al estilo Kurosawa.