“El final de la guerra fría y el poner al Islam como el adversario de Occidente es la continuación de la hostilidad histórica contra esta religión y los que la profesan y se propone para blandir una excusa para ampliar este ataque a los ámbitos de la cultura y de la economía del mundo musulmán, mediante el lanzamiento de la idea de la globalización y las acciones de las potencias hegemónicas para materializarla.”