En cuanto al anticlericalismo, ¿qué decir que no sepan los propios obispos? Ellos conocen perfectamente cuál es el anticlericalismo que más les molesta, y si les pica es porque su actualidad resulta más que evidente y, por tanto, más que necesario poner en práctica(...) Y hoy mismo, si fuéramos a ser precisos, ¿qué escuela pública puede proclamar de sí misma que es laica? Ninguna
* Hay un anticlericalismo higiénico que consiste en rechazar toda imposición derivada de unas creencias inverificables, y, por lo tanto, falsables.
* Hay un anticlericalismo sano que consiste en oponerse a los obispos cuando tratan de dictar al resto de la sociedad un conjunto de prohibiciones y de obediencia a sus normas que ellos contemplan como un catálogo derivado de la revelación divina.
* Hay un anticlericalismo profiláctico que consiste en oponerse a la exigencia de estos obispos cuando pretenden castigar lo que ellos consideran blasfemias, o cuando intentan suplantar los derechos de una democracia por unos supuestos valores religiosos y morales.
* Hay un anticlericalismo imperioso que consiste en defender la autonomía civil frente a las pretensiones totalitarias de la heteronomía transcendental que trata de imponer la jerarquía eclesiástica.
* Y hay, en fin, un anticlericalismo bien beneficioso que consiste en oponerse a los privilegios especiales, obtenidos como botín de guerra, y que los obispos exigen para sus instituciones y sociedad de creyentes.
Ninguno de estos anticlericalismos me parece desfasado. Al contrario, dada la beligerancia eclesial de los Rouco Varela y compañía, son más necesarios que nunca.
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* Hay un anticlericalismo higiénico que consiste en rechazar toda imposición derivada de unas creencias inverificables, y, por lo tanto, falsables.
* Hay un anticlericalismo sano que consiste en oponerse a los obispos cuando tratan de dictar al resto de la sociedad un conjunto de prohibiciones y de obediencia a sus normas que ellos contemplan como un catálogo derivado de la revelación divina.
* Hay un anticlericalismo profiláctico que consiste en oponerse a la exigencia de estos obispos cuando pretenden castigar lo que ellos consideran blasfemias, o cuando intentan suplantar los derechos de una democracia por unos supuestos valores religiosos y morales.
* Hay un anticlericalismo imperioso que consiste en defender la autonomía civil frente a las pretensiones totalitarias de la heteronomía transcendental que trata de imponer la jerarquía eclesiástica.
* Y hay, en fin, un anticlericalismo bien beneficioso que consiste en oponerse a los privilegios especiales, obtenidos como botín de guerra, y que los obispos exigen para sus instituciones y sociedad de creyentes.
Ninguno de estos anticlericalismos me parece desfasado. Al contrario, dada la beligerancia eclesial de los Rouco Varela y compañía, son más necesarios que nunca.
Víctor Moreno - Escritor y profesor
Ya lo dijo Marx: La religión es el opio del pueblo.
#2 También Bakunin