Publicado hace 14 años por rogerius a antiadvertisingagency.com

En Mooresville, N.C., en la autopista, el panel publicitario de Bloom/Food Lion, un supermercado, no sólo destroza el paisaje. Arroja sobre los motoristas olor de carne asada. Así es, se trata de un anuncio aromático. El olor es emitido por un poderoso ventilador en la base del anuncio que sopla sobre cartuchos cargados con aceite fragancia barbacoa.

Comentarios

robespain

Eso también se hace aquí a pequeña escala. El otro día me sorprendió, justo debajo de mi casa tengo una chocolateria, y pasando por la puerta, el olor a chocolate me pareció no natural, como el aroma de jabón a chocolate que tengo del deliplus. Tenían quemadores de aceite con esencia de chocolate en la puerta, de los aceites esenciales que venden en los todo a cien con olores de todo tipo.

rogerius

Si al menos fueran aromas reales, en directo, pero son aromas en diferido, enlatados. Esto va a más sin duda, es un gran negocio para las compañias químicas. ¿Hasta dónde va a llegar la publicidad? ¿Y el olor a fritanga? ¿Para cuándo? ¿Y el pescaíto? Qué me dicen de esas panaderías que no fabrican pan —lo reciben cada mañana de una gran panificadora en las afueras— ¿parecerá que a sus puertas se cuece el pan de flor? Alguien va a decir que tiene sus ventajas, que disimula el venenoso discurrir de los motores de explosión.