El «caso Trifulca» da que pensar. Aunque para muchos, claramente, apesta. Quiero creer en la buena voluntad de las partes y en que la decisión de dejar al grupo fuera responde únicamente a cuestiones de reestructuración. No debo pensar –aunque puedo, claro– que las malas artes de nuestros políticos alcanzan cotas tan barriobajeras.