El asesinato del primer ministro sueco, Sven Olof Joachim Palme, y las heridas recibidas por su esposa Lisbet durante el atentado, pusieron un terrible fin a la creencia generalizada de que Suecia era un país tan civilizado y ordenado que sus autoridades podían pasear tranquilamente por las calles de la capital sin necesidad de llevar guardaespaldas...
Comentarios
El asesinato de Olof Palme. ¿Conspiración o delincuencia común?
Pues no lo se. ¿Por qué te empeñas en hacerme preguntas que no se responder?
Palme no era más que un cerdo. Aún recuerdo cuando salió en la tele, recaudando fondos para ETA en una calle de Estocolmo.