El tribunal no ve delito de odio porque las palabras del humorista "no fomentan directa o indirectamente un clima de hostilidad al hecho religioso o a aquellos que practican la religión católica" y archiva la denuncia de los Abogados Cristianos. La sala de apelaciones madrileña considera que la intención de Héctor de Miguel “no era diferente de la de expresar de una forma airada y exagerada su posición política, manifestando de una forma viva y rotunda, pero sin discurso elaborado ni matices, reflejando su protesta y disconformidad, con la
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