Viernes, 19.00 horas, estás medio arreglada y, encima la boda, de la que eres testigo por ser de una de tus mejores amigas, es a las 19.30 horas y no has salido de tu casa. ¿Qué haces? Terminar de vestirte en el taxi con la consiguiente mirada indiscreta del taxista, que a esas alturas de su vida ya ha visto casi de todo y encima gratis. Bueno, mejor dicho cobrando.

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jorso

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