"Tradicionalmente los filólogos recurrían al asterisco antepuesto a un término para indicar que éste era erróneo o no estaba admitido. Así, al leer «*espúreo» sabíamos que se trataba de una deformación equivocada de la voz «espurio». «*Llegastes» nos advertía de que esa forma verbal había de escribirse y pronunciarse sin –s: «llegaste». Pero los más recientes diccionarios académicos (el Panhispánico de dudas, de 2005, y el Esencial de la lengua española, de 2006) han introducido un nuevo signo que colisiona con éste, o tal vez lo reemplaza..."
Comentarios
Es muy difícil que la gente llegue a sustituir del todo un símbolo arraigado. Es como si intentarán cambiar el símbolo de la coma.