El mar oye más de lo que se pensaba. Calamares, pulpos, sepias..., es decir, los cefalópodos, pueden escuchar bajo el agua: pueden utilizar otro órgano llamado estatocisto para registrar sonidos. Estas estructuras son parecidas a sacos y contienen una masa mineralizada y vellos sensoriales. El descubrimiento, llevado a cabo en Taiwán, resuelve el debate de más de un siglo sobre si estas criaturas cuentan con el sentido del oído, al carecer de las vejigas natatorias que a los peces les sirven para flotar y escuchar.
Comentarios
¿Nadie va a decir nada del buen sabor que llegan a tener?
A mi me encantan las pestañas, que, a lo mejor, también influye.