La caída de la publicidad (el mercado se ha hundido casi un 50 por ciento desde 2008) y la crisis en RTVE ha terminado por pinchar la burbuja de los derechos deportivos que en España llevó a las televisiones a pagar 40 millones por la Fórmula 1, 35 millones por los partidos en abierto de la Liga BBVA, 90 millones de euros por el Mundial de 2010 y hasta 35.500 euros, o lo que es lo mismo, dos años de salario de un mileurista, por cada minuto de la final de la Copa del Rey.