Grítele, señora, grítele. Dígale algo, señora… ¡Bandido!” Se lo dice un reportero a una mujer que pasa por allí justo cuando Diego Pastrana, el hombre falsamente acusado de violar y asesinar a su hijastra, entra detenido en comisaría.
Y las asociaciones de periodistas miran a otro lado o como mucho sacan una nota de reprobación, pero ni le echan de la asociación ni piden que deje de llamarse periodista.
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Y las asociaciones de periodistas miran a otro lado o como mucho sacan una nota de reprobación, pero ni le echan de la asociación ni piden que deje de llamarse periodista.
Es algo muy normal. En algunos medios de comunicación incluso se planean asesinatos que después serán noticia. Un asco.